Durante muchos años el trabajo con varones que ejercen violencia de género, fue invisibilizado desde la idea que esa violencia era natural o patológica inherente a la condición masculina.
Hoy el trabajo con hombres se ha hecho más visible desde la mirada de mayores garantías hacia las mujeres en cuanto a las violencias. Muchos grupos y diversidad de intervenciones habitan nuestro territorio americano, la mayoría bajo la perspectiva de derechos humanos y género como principio ético fundante.
Las violencias masculinas surgen en el proceso de hacerse hombre, con socializaciones basadas en mandatos y exigencias, y nuestra tarea es recorrer esos procesos desde una visión actual y de qué manera los mismos acallaron intuiciones e ideas propias para culturizarlas y hacerlas del montón proponer una vida sin violencias a los varones es un largo camino de restitución de vida digna y más humana aquí y ahora.
Andar de nuevo sin mochilas fantasmas, forma parte de realidades diferentes, no hay seguridades, las mismas son las que permitieron violencias impunes, la única, el no ejercicio de nuevas violencias. Las intervenciones deben ser a largo plazo y recursivas no creo en los talleres sueltos. Deshacer la máscara cuerpo pensamiento que los varones construimos para confirmarnos es la tarea, habrá dolor e idas y vueltas, no son procesos lineales sino integrales que abarcan todas las durezas.
Es hora es tiempo de diversidad de masculinidades con el deseo de la no violencia un camino finito de andar juntos sin temores ni melancolías solo con deseo de ser más propios menos ajenos a nosotros mismos allá vamos, andando los grupos con varones que ejercen violencias, garantizando derechos de las mujeres,
haciéndonos cargo de lo que las culturas ocultan.
Hugo Huberman
Programas de reducación para hombres que ejercen violencia de género
